Cuando un bebé nace viene a ser la luz de nuestros ojos, la culminación del amor que le hemos tenido a nuestra pareja con la que concebimos a ese hermoso bebé, cuando nace, lo procuramos, lo bañamos, lo cuidamos y cuántas veces hemos dicho “yo daría mi vida por la de mi hijo”para que nada le pasara.
Y no lo dudo que así sea, de que cuando vemos en peligro físico a nuestro hijo, quisiéramos ser nosotros a quien nos pasara algo y no a ellos, pero existe una situación igual de peligrosa “El matar a nuestros hijos en vida”
¿Cómo hacemos esto? Cuando les pegamos, cuando les gritamos, cuando les decimos que son unos “huevones”, cuando les decimos que son unos buenos para nada, no tienen ustedes idea como les bajamos la autoestima y más grave aún cuando nosotras como madres les hablamos mal de su padre y les decimos es que “tu padre es un cabrón” es un mujeriego, es un golpeador e inclusive cuando el padre hace algo mal a los ojos de su pareja, ésta le dice a los hijos: ¿Ya viste como es tu padre? Si te lo vengo diciendo, etc. etc. etc.
Independientemente de cómo haya sido o sea contigo tu pareja, el problema es entre tú y él, no tienen porque involucrar a los hijos, no tienen idea de cómo los afectan psicológicamente, ustedes creen que esos hijos crecerán sanos mental y emocionalmente? Creen que solo se tienen que preocupar por la salud física? Así como nos enfermamos de gastroenteritis así mismo nos enfermamos de depresión, de ansiedad y de otras cosas
Esos niños al llegar a la edad adulta traerán cargando esas heridas de infancia de lo que fue y lo que vivieron y así se relacionaran con sus parejas, vivirán sus relaciones desde sus propias heridas y no desde un adulto sano.
Madres, Padres, ¡No maten a sus hijos!
Ayúdenlos a crecer, fuertes y sanos emocionalmente.
¿Cómo hacerlo? Primero tu como madre, como padre, autoanalízate y si descubres que tienes que sanar situaciones de antaño que han dolido y que tus reacciones son propiciadas desde esas heridas, es hora de sanar el alma, el corazón, las emociones para poder enseñar y ayudar a tus hijos a ser unos adultos sanos, de ahí la importancia de la terapia, es ahí donde verdaderamente se realiza el trabajo interno, recuerda que nadie sana siendo la misma persona, la sanación es un viaje de transformación personal.
Xóchitl Moreno U.