Cuando no se educa a los niños para que aprendan a perder llegan a ser adultos que no saben lidiar con su frustración, y como consecuencia o no participan en actividades que les importan y les resultan interesantes (como jugar a algo con amigos para evitar perder) o abandonan sus metas en la primera derrota con enfados y rabietas fuera de lugar. Este tipo de actitudes generan estrés y limitan la forma en que los niños deberían acercarse al juego, a sus amigos y familiares en un rato entretenido…etc.
Por eso enseñar a los peques a tener una actitud positiva frente a la derrota les ayudará a mejorar su autoestima, y les facilitará también el hecho de participar en las actividades que surjan tan solo por el hecho de divertirse y pasarlo bien, enfocando la mejora continua en aquellas metas que de verdad quieran alcanzar. Todo esto les conducirá a una mejor relación consigo mismos y con sus compañeros, y mejorará su nivel de socialización general así como su forma de enfrentarse a la vida y al estrés tanto en el presente como en el futuro.
En definitiva, son muchos los beneficios que los niños pueden adquirir con una educación que se base en guiarles en la lucha contra la frustración y hacia las bondades y el aprendizaje que saber perder también nos aporta como seres humanos. Pero, ¿qué pautas debemos seguir para educar a los niños en ese saber perder y en la tolerancia al “fracaso” y la impotencia?
Estrategias para educar a los niños a afrontar sus derrotas
Aunque a veces no lo parezca, lo cierto es que es muy importante la actitud que tengamos en la vida los adultos para la forma en la que ellos toleren o no la frustración y puedan perder sin necesidad de enfadarse o disgustarse. A veces los adultos también nos enfadamos si no conseguimos algo, si pierde nuestro equipo de fútbol…son muchas las casuísticas que seguro podríamos citar, y todas ellas influyen en los niños, pues siempre están pendientes de cómo se comportan sus familiares y seres queridos. Corregir nuestras propias actitudes será fundamental y primordial para conseguir el éxito personal de los niños, y a continuación podremos centrarnos también en otras cuestiones y sugerencias, como las siguientes:
- Cuando juegues con los niños no evites que pierdan, es necesario que ellos sientan el sentimiento de la derrota para identificar su grado de frustración y la gerencia del mismo. Es importante que los niños pierdan con sus padres para poder educar sus comportamientos antes de que lo experimenten con sus amigos.
- También es importante que ganen, porque si siempre pierden reconocerán la frustración como el sentimiento normal o habitual, y esto puede quitarles el interés de alcanzar metas, lo que tampoco queremos. En los juegos en familia es fácil controlar los resultados, así que dale a los peques también la oportunidad de ganar de vez en cuando, sobre todo cuando se hayan esforzado y su comportamiento haya merecido la pena.
- Educa el comportamiento de los niños una vez que hayan ganado o perdido. Es decir, no les permitas que ridiculicen a los perdedores ni que los ridiculicen a ellos cuando hayan perdido. Tu ejemplo será muy importante en este punto, y si te frustras con facilidad y no controlas adecuadamente tu propio comportamiento habrá más posibilidades de que aprendan por imitación tus gestos y tus ofuscaciones antes que tus palabras.
- Debes permitirles enfadarse cuando pierdan, pero pon límites a dichos comportamientos de enojo. No debe haber rabietas, ni gritos, ni golpes. Al finalizar el juego, haz énfasis en lo bien que todos lo habéis pasado y no te enfoques en las rabietas aunque finalmente las haya habido, o quedará un mal recuerdo del día.
- Reírse de las equivocaciones es la mejor manera de canalizar el enfado y la frustración. Cuando te equivoques resáltalo con humor y manifiesta una actitud positiva frente a lo ocurrido. ¡Seguro que tomarán ejemplo!
- Por último, enseña a tus niños a no asociar la derrota con el fracaso rotundo. Perder o no alcanzar una meta también es sinónimo de aprendizaje, y seguro que esto hará que estén mejor preparados para ganar la próxima vez.
FUENTE: bosquedefantasia.com
A veces nos preguntamos porque soy así? porque siento que algunas cosas me molestan? porque soy celoso? porque soy insegura? todo esto tiene un origen, te invito a que escuches este podcast y descubras las maravillas de tu interior!
Todos hemos escuchado alguna vez que no podemos amar a otros si antes no nos amamos a nosotros mismos. Pero conseguir amarse a uno mismo no es sencillo. Para lograrlo, debemos trabajar en conocernos bien. Esto implica entender nuestros inicios y nuestra historia de vida, aprender de ella y, lo más difícil, aceptarla. Además, es importante tener en cuenta que nuestros niveles de autoconocimiento y autoestima son fundamentales a la hora de elegir una pareja.
Por más conscientes que seamos de las ventajas de querernos tanto a nosotros mismos como a los demás, no aprenderemos a hacerlo sin realizar un trabajo personal y sin observar ejemplos y modelos que nos permitan reconocer distintas formas de vinculación afectiva. Según las investigaciones realizadas por el neurólogo, psiquiatra y escritor Boris Cyrulnik hay que intentar observar a diferentes personas y estilos afectivos a lo largo de nuestra vida para ello.
En este sentido, los diferentes estilos de amar nos ayudan a no identificar el amor, la indiferencia o el odio con una forma específica de comportamiento. Un conocimiento que, a su vez, nos abre la mente y enriquece nuestra personalidad.
“Amarse a uno mismo de manera realista y sana es uno de los principales requisitos de la salud, en toda la extensión del término, y el mejor camino para expresar y comunicar afecto a las personas que queremos”.
-Walter Riso-
Tipos de pareja
Desde los primeros años de nuestra vida aprendemos a relacionarnos con los demás. En primer lugar, nos relacionamos con nuestros padres y el resto de la familia. Ellos son nuestro primer ejemplo de vínculo afectivo. Desde el minuto uno, observamos y aprendemos cómo nos tratan y cómo se relacionan entre sí.
Poco a poco, vamos ampliando nuestro círculo social. A medida que crecemos conocemos a más personas, hasta que finalmente realizamos nuestra primera elección de pareja y con ella, nuestra primera relación sentimental.
Pareja enamorada agarrada de la mano
Boris Cyrulnik afirma que nuestra infancia determinará el vínculo afectivo que estableceremos con nuestras parejas sentimentales. Desde su perspectiva, existen diferentes tipos de pareja que podemos resumir en tres: la pareja en la que ambos se refuerzan mutuamente, la pareja en la que uno daña al otro y la pareja en la que ambos se hacen daño.
La pareja formada por dos personas que se refuerzan mutuamente dura más y tiene mejor calidad de vida, tanto en conjunto como por separado. Además, este intercambio de refuerzos contribuye de manera positiva a la salud de cada uno, mejorando su equilibrio emocional y su sentido del humor. Además, es la única forma de pareja que merece reafirmarse.
Los otros dos tipos de parejas, en las que el daño está presente de forma unidireccional o bidireccional, hay que intentar transformarlas de alguna manera, ya sea a través del cambio de las actitudes negativas como de la búsqueda de un nuevo significado que establezca las bases de una relación más sana. Si no es posible, lo recomendable es plantearse si no es mejor abandonar la relación.
Por otro lado, es importante mencionar que a veces, para salir de una relación necesitamos sentir seguridad y para ello, en ocasiones se buscan otras personas en la que apoyarse. Sin embargo, esto puede llevar a buscar una nueva pareja antes de tiempo, de tal manera que no habrá un profundo aprendizaje sobre lo vivido y posiblemente, se cometerán los mismos errores en esta nueva relación.
Somos naranjas completas
La elección de pareja se realiza de forma inconsciente, en base a todo lo aprendido a través de nuestra historia, pero acorde al momento personal en el que nos encontramos. Si no nos esforzamos por mejorar y conocernos a nosotros mismos, no seremos capaces de elegir a una pareja adecuada que nos permita vivir una relación de refuerzo mutuo.
Una pareja no puede cubrir por completo todas nuestras necesidades, de manera que mantener esta idea y esperar a que así suceda es solo utopía, fuente de frustraciones constantes. Sin embargo, las personas necesitamos relacionarnos con otros seres humanos y tener relaciones de distintos tipos que nos enriquezcan.
Una de las creencias más peligrosas que tenemos sobre las relaciones que tiene que ver con esto es la idea de no considerarnos seres completos. Este pensamiento nos ha llevado a una concepción errónea sobre el amor, considerándolo una emoción que todo lo puede. Así, al aceptar esta visión, dejamos de ser realistas y de ver las limitaciones de las que todo amor sano goza. De este modo, realizamos una elección de pareja que puede acabar transformándose en un vínculo sostenido por la dependencia y el miedo.
“Dos mejor que medio. La media naranja no existe, somos naranjas completas”.
Pareja tumbada y agarrada de la mano
Distinguir entre sufrimiento y amor
Nuestras creencias y formas de actuar no están solo determinadas por lo que observamos en nuestro entorno inmediato. Lo cierto es que también estamos expuestos a una gran cantidad de estereotipos sociales: moldes rígidos a los que pensamos que el mundo se adapta.
Los medios de comunicación tienen un gran peso sobre nuestras conductas a través de los estereotipos que refuerzan. La televisión, el cine, la música o la literatura nos dan mucha información. Pero debemos fijarnos en si esta información es compleja, ajustada y adecuada. Tanto en el mito del príncipe azul como en los libros y películas más populares encontramos la defensa de la misma idea: el amor y el sufrimiento van de la mano.
Aparentemente, cuanto más discuten los miembros de una pareja, cuanto peor se tratan o cuanto más imposible es su amor y más oposición encuentran, más se quieren. De este modo, acabamos escuchando y expresando, desde pequeños, frases como “los que se pelean se pegan se desean” o “quien bien te quiere, te hará llorar”. Y así, soñamos con vivir amores imposibles o secretos, esos en los que se prioriza la intensidad frente a la calidad. Lo que obviamos es que esto puede llevarnos a una elección de pareja basada en las fantasías románticas más que en la realidad y las necesidades cotidianas.
Además, todas estas ideas nos hacen adquirir un rol determinado dentro de la pareja y en general en las relaciones. Un rol aprendido que puede estar oprimiendo nuestro verdadero yo, nuestros verdaderos pensamientos, sentimientos y deseos. Romper con las ideas preconcebidas, reconstruir ese rol para el que parece que estamos programados no es fácil, pero sí posible.
Ser feliz con uno mismo
Los conceptos sociales erróneos sobre una relación (no solo sentimental, sino también en cualquier otro ámbito como la amistad) pueden llevarnos a una mala elección de pareja y a la dependencia emocional. Situación en la que olvidamos nuestro derecho a ser personas con identidad propia e independencia.
En este sentido, para reforzar nuestro “sistema inmuno-emocional” es necesario conocernos y querernos para elegir sabiamente a la pareja que haga crecer nuestra felicidad. Además, como paso previo, antes de intentar encontrar la felicidad con el otro, es recomendable que la hayamos encontrado en soledad.
“Debemos aprender a disfrutar de la compañía de la única persona que seguro que nos acompañara el resto de nuestras vidas: nosotros mismos”.
Elección de pareja desde la madurez
Por último, es importante tener presente que los miembros de una pareja deben respetarse y ser capaces de elegir, desde la libertad y no desde la necesidad o dependencia, estar juntos. Desde esta nueva óptica, no estaremos en una relación porque necesitemos estar con alguien para rellenar el vacío que sentimos con el amor de otra persona, sino que construiremos una relación de pareja porque, a pesar de poder estar solos, preferiremos estar con el otro.
Pareja caminando de la mano
La elección de pareja realizada desde el corazón, pero teniendo en cuenta nuestras propias necesidades y deseos, hará posible una relación de refuerzo mutuo. Ahora bien, conseguir este tipo de dinámica depende de ambos miembros de la pareja.
La clave de una buena relación de pareja está en el uno del otro. Para poder lograrlo, es importante saber cuidar de nosotros mismos, conocernos y amarnos bien para poder amar mejor.
Amores en la edad madura: almas de otoño que conectan
FUENTE: lamenteesmaravillosa.com
a la gente que los rodea suficientes avisos y margen para intervenir», asegura la OMS en uno de los tantos documentos que emitió a fines de prevenir este fenómeno.
EN LA ADOLESCENCIA

Este periodo, que ocupa aproximadamente la horquilla entre los 11 y los 19 años, está plagado de cambios muy significativos en el desarrollo de la persona. Cobran una significativa importancia el entorno social, sus normas y los modos de afrontar y resolver los conflictos propios del desarrollo.
La pubertad es un periodo bisagra que queda solapado entre la infancia y la juventud. Su inicio ocurre entre los 11 y 13 años, tanto para las niñas como para los niños. En términos biológicos, la pubertad se refiere a la fase en la que los niños y niñas presentan su desarrollo sexual. Después llegan los cambios mentales y psicológicos, necesarios para afrontar la vida adulta. Conviene distinguir al adolescente de los adultos y de los niños. No son ‘niños grandes’, ni ‘adultos inmaduros’. Son adolescentes que requieren de especial atención, debido a que empiezan una etapa de grandes expectativas en la que adquieren su propia identidad. Si el inicio de la pubertad comienza antes de los 8 años, se considera prematuro. Si no llega hasta los 14 años, se califica como tardío. En ambos casos conviene consultar con el médico.
En la adolescencia se produce la disonancia entre qué valores asumir como propios, cuáles rechazar y cuáles conservar de los recibidos por el padre y la madreEste periodo es especialmente delicado, y sobre todo individual. Si bien cada persona es un sujeto diferente, en esta fase la distinción es exponencial por la gran variabilidad en el desarrollo en chicos y chicas de la misma edad. En un mismo grupo, en algunos aspectos homogéneo, conviven chicos y chicas de aspecto completamente aniñado con otros con las características sexuales secundarias plenamente desarrolladas: vello sexual, cambio de voz, senos desarrollados, menstruación… Esto puede hacer que el adolescente pase por un periodo en el que si está muy alejado del modelo de su grupo de referencia se encuentre incómodo o desplazado. Para acompañarle en esta etapa es fundamental entender, o al menos intentar entender lo que sucede y, en la medida en que se pueda, reconducir las dificultades, las dudas e incluso la rebeldía al campo de la normalidad y la naturalidad
Los cambios físicos
Los primeros cambios fisiológicos durante el inicio de la pubertad se presentan con relación a la estatura, cerca de dos años antes en las niñas que en los niños. El crecimiento definitivo comienza en torno a los 10 años en las niñas y a los 12 años en los niños. Se experimenta un pico de crecimiento cada dos años y supone ganar entre 7,5 y 10 centímetros de altura cada año. A la mayor altura se suman transformaciones en el tamaño de los huesos, lo que produce cambios en la fisonomía de la persona. Con la primera menstruación, o al término de un pico de crecimiento, empiezan a actuar las diferentes hormonas femeninas o masculinas. Estas hormonas son las causantes de los cambios sexuales secundarios.
La evolución física en las niñas, al igual que en los niños, incluye la aparición de vello púbico y axilar, y cambios de coloración en la zona genital. Las glándulas que producen el sudor están más activas, lo que supone mayor sudoración. Llega el crecimiento de los senos y algunas veces es más prominente el de una mama que el de la otra. Esto no debe ser signo de preocupación porque, con el tiempo, el tamaño se iguala en ambos senos. El pubis se ensancha y las manos se alargan. Cerca de un año después de iniciado el crecimiento de los senos, se experimenta un aumento de estatura, antes de aparecer la menarquia o primera menstruación, que convierte a la mujer en fértil a todos los efectos. Durante las primeras reglas es normal que los ciclos menstruales sean irregulares. Así, pueden comprender entre 24 a 34 días, presentar una duración entre 3 y 7 días, y no aparecer todos los meses. El dolor menstrual o dismenorrea es poco común con la primera menstruación, pero suele aparecer durante la adolescencia. Después de la primera regla, la niña sigue creciendo tanto en talla como en el tamaño de sus senos, y el vello púbico se hace más aparente y grueso. También hay cambios en la voz, aunque no de manera tan notable como en los niños. Todo el período de crecimiento dura entre 4 y 5 años. A su término, el cuerpo está completamente desarrollado.
Las relaciones sexuales pertenecen a la intimidad de las personas, y no tenemos obligación de compartirlas con los demás salvo si queremos o necesitamos hacerloCon los primeros años de la adolescencia llega la madurez sexual de los niños. Aparece el pelo en el área púbica, sobre las axilas y la ‘barba’. Además, cambia la voz. El cuerpo de los niños se prepara para la madurez sexual con la producción de hormonas masculinas en cantidades abundantes, que causan el agrandamiento de los testículos y el oscurecimiento del escroto. Por lo general, el primer cambio que vive el niño es la aparición de pelo ralo alrededor de la base del pene. Sucede antes de un pico de crecimiento. Si en estos meses hay leve aumento de las glándulas mamarias no es motivo de preocupación, pero conviene estar atento para asegurarse de que desaparecen a los pocos meses. Aunque el pene puede tener erecciones desde la infancia, la primera eyaculación de semen se produce cuando se cumplen los dos años del inicio de la pubertad, o cuando el pene ha crecido y ha alcanzado su tamaño definitivo. Puede suceder en una masturbación, de manera espontánea con una fantasía sexual o durante la noche en una eyaculación nocturna. Más tarde, el pelo empieza a aparecer en las axilas y en el rostro. La laringe crece y hace más visible la nuez o «manzana de Adán», de manera simultánea al cambio en el tono de la voz, un proceso que a veces produce «gallos» al hablar. La duración del crecimiento puede prolongarse durante 5 años, tiempo en el que los testículos siguen aumentando, y el pene se torna más grueso.
Cambios psico-sexuales
– Aparece un interés por el atractivo físico del otro.
– También un interés por cuidar y resaltar el propio atractivo.
– Se afianza la tendencia a la relación y al vínculo con determinadas personas.
– Toma cuerpo la función psicológica del impulso sexual.
– El mundo emocional busca expresarse a través de los sentidos.
– Aparecen conductas tendentes a obtener placer (en relación con el otro, o a través de la autoestimulación).
Los cambios físicos sufridos en la adolescencia, unidos a un interés creciente por saber de sexo y, en consecuencia, por la adquisición de unos conocimientos e información (muchas veces errónea) sobre sexualidad, hacen que se vaya formando una nueva identidad. En este periodo se sale del seno familiar para ir entrando y compartiendo el mundo de los iguales, con lo que supone el choque de las creencias transmitidas en la familia sobre sexo y sexualidad con las que otros adolescentes y los medios de comunicación (incluyendo Internet) le aportan. Así, se plantea la disonancia entre qué valores asumir como propios, cuáles va a rechazar y cuáles conservar de los que ha recibido de sus padres. Todo ello se manifiesta a través de lo cambiante de su humor, de su irascibilidad y de ciertas reacciones irracionales, que son la expresión del conflicto interior que está viviendo.
El inicio de las relaciones sexuales
Una duda que comparten adultos y jóvenes es cuándo se deben iniciar las relaciones sexuales, más si éstas incluyen el coito, lo que implica riesgo al embarazo y mayor peligro de contagio de enfermedades de transmisión sexual. Preocupa en especial el cómo saber el momento adecuado para iniciarse. Aunque, en realidad, los comienzos son muy paulatinos: cogerse de la mano, un beso en la cara o en la boca, caricias… No obstante, al final la duda se concreta en saber cuál es la edad buena para empezar las relaciones sexuales completas. Lo ideal es que se llegue a ese momento preparado psicológicamente y que tanto el protagonista como sus progenitores y educadores lo interpreten como un acto de responsabilidad y libertad. Por lo tanto, la respuesta a esa duda no se puede reducir a ofrecer una edad para iniciarse, porque el criterio cronológico no siempre se corresponde con la madurez afectiva. La respuesta supone un análisis de la situación que comprende diferentes factores.
En primer lugar, el adolescente debe analizarse a sí mismo y descubrir cuál es su actitud personal ante el sexo, así como si es responsable para asumir las consecuencias de mantener relaciones sexuales con otra persona. Debe ser lo suficientemente maduro o madura como para adquirir una protección adecuada para prevenir un embarazo y enfermedades de transmisión sexual. Pero también hay que ser maduro para hacer frente a unas respuestas emocionales y complejas, muy importantes para definir el futuro comportamiento. Se inician los desengaños amorosos, el enamoramiento, la necesidad del otro.
Después llega el análisis del otro, es decir, de la persona con la que se va a tener relaciones. Hay que estar seguro de que ofrece confianza y respeto. Debe ser una persona adecuada con la que compartir la intimidad, y a la que se llega desde la plena libertad, no con el propósito de satisfacer los deseos del otro sin conocer los propios.
Para terminar, merece la pena reflexionar sobre la familia, el entorno y el grupo. Las relaciones sexuales pertenecen a la intimidad de las personas, y por ello no hay obligación de compartir con los demás detalles sobre ellas, salvo si se quiere hacer o se necesita hacerlo; mucho menos seguir los dictámenes de los otros sobre el ejercicio de la sexualidad. Los amigos lo son en la medida en que respetan al prójimo y no le llevan a hacer cosas que no quiere o no está seguro de querer. A los padres y madres, por lo general, les costará entender a sus hijos como seres sexuales. Esto resulta comprensible pero no debe empujarles a coartar la libertad de sus hijos.
FUENTE: http://sexoysalud.consumer.es/la-sexualidad-en-la-adolescencia
Muchas personas creen que “la sexualidad” es sinónimo de relaciones sexuales o se refiere sólo a los genitales. Sin embargo, se trata de un concepto mucho más amplio.
La sexualidad es un proceso dinámico y complejo que comienza cuando nacemos, se manifiesta de distintas maneras a lo largo de nuestra vida e involucra también nuestros sentimientos, emociones y el proceso de conformación de nuestra identidad. La sexualidad tiene que ver con la forma de vestirse, de moverse, de expresarse y de relacionarse con los demás.
El desarrollo sexual se evidencia en el plano emocional y en el plano físico.
En lo emocional:
Por la aparición de nuevos intereses, como ir a bailar, hacer deporte, o pasar más tiempo con amigos. Pero también en la aparición de nuevos sentimientos y sensaciones físicas, tales como los primeros enamoramientos, ilusiones y desilusiones.
En lo físico:
Por el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios (vello púbico, voz más grave en varones y desarrollo de mamas y ensanchamiento de caderas en mujeres, entre otros). Se acentúan las diferencias físicas entre los varones y las mujeres . Además, los genitales y otras partes del cuerpo aparecen, más que antes, como fuente importante de sensaciones placenteras.
En la adolescencia es importante aprender nuevos cuidados y hábitos saludables.
Hablar de salud sexual y reproductiva, es hablar de…
- la capacidad de disfrutar de una vida sexual segura, responsable, placentera y libre de coerción o violencia
- la libertad para decidir si tener o no relaciones sexuales
- el poder de decidir si tener hijos o no, cuántos y cuándo
- el derecho a recibir información adecuada para prevenir embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual
- los cuidados durante el embarazo y el parto
- la prevención del cáncer de mama, de cuello de útero y de próstata
- el tratamiento de la infertilidad
En hospitales y centros de salud hay servicios de consejería en salud sexual y reproductiva donde orientarse y acceder gratis a los distintos métodos de anticoncepción y prevención de Infecciones de transmisión sexual (ITS).
– See more at: http://www.msal.gov.ar/vamosacrecer/index.php?option=com_content&view=category&id=332&layout=blog&Itemid=273#sthash.5xapsxy8.dpuf
Muchas personas creen que “la sexualidad” es sinónimo de relaciones sexuales o se refiere sólo a los genitales. Sin embargo, se trata de un concepto mucho más amplio.
La sexualidad es un proceso dinámico y complejo que comienza cuando nacemos, se manifiesta de distintas maneras a lo largo de nuestra vida e involucra también nuestros sentimientos, emociones y el proceso de conformación de nuestra identidad. La sexualidad tiene que ver con la forma de vestirse, de moverse, de expresarse y de relacionarse con los demás.
El desarrollo sexual se evidencia en el plano emocional y en el plano físico.
En lo emocional:
Por la aparición de nuevos intereses, como ir a bailar, hacer deporte, o pasar más tiempo con amigos. Pero también en la aparición de nuevos sentimientos y sensaciones físicas, tales como los primeros enamoramientos, ilusiones y desilusiones.
En lo físico:
Por el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios (vello púbico, voz más grave en varones y desarrollo de mamas y ensanchamiento de caderas en mujeres, entre otros). Se acentúan las diferencias físicas entre los varones y las mujeres . Además, los genitales y otras partes del cuerpo aparecen, más que antes, como fuente importante de sensaciones placenteras.
En la adolescencia es importante aprender nuevos cuidados y hábitos saludables.
Hablar de salud sexual y reproductiva, es hablar de…
- la capacidad de disfrutar de una vida sexual segura, responsable, placentera y libre de coerción o violencia
- la libertad para decidir si tener o no relaciones sexuales
- el poder de decidir si tener hijos o no, cuántos y cuándo
- el derecho a recibir información adecuada para prevenir embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual
- los cuidados durante el embarazo y el parto
- la prevención del cáncer de mama, de cuello de útero y de próstata
- el tratamiento de la infertilidad
En hospitales y centros de salud hay servicios de consejería en salud sexual y reproductiva donde orientarse y acceder gratis a los distintos métodos de anticoncepción y prevención de Infecciones de transmisión sexual (ITS).
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