Imagina que despiertas un día que al parecer sería normal, haces tus faenas o aquellas cosas que tenías que hacer en ese día y de repente recibes una llamada telefónica, contestas el teléfono y solo alcanzas a escuchar llanto, gritos y dolor, avisándote que tu madre, ese ser de luz que te trajo al mundo ha fallecido y que es necesaria tu presencia. Es en ese justo instante que sientes que te mareas no alcanzas a percibir lo que te dicen y vuelves a preguntar si es cierto lo que te acaban de decir para cerciorarte aunque tu corazón ya lo sepa. Empiezas a sentir ese dolor en el pecho, el estómago te da vueltas mientras los recuerdos de tu madre se agolpan abruptamente en tu mente, recordando lo que hicieron la última vez que estuvieron juntas, la última vez que rieron, la última vez que platicaron, los consejos que te dio, lo regaños que te hizo y todo lo que ella representó en tu vida. Sientes esa incredulidad de no creer lo que está pasando y que solo se trata de una pesadilla de la cual despertaras en cualquier momento, sin embargo esa realidad está ahí, latente y tienes que ser fuerte para los demás familiares sobre todo si se tienen hijos, ya que los hijos son por lo general muy apegados a los abuelitos.
Después del shock inicial y de ese aturdimiento que de una u otra forma te ha ayudado a realizar todos los trámites del funeral, es precisamente ahí cuando comienza el dolor por la ausencia de ella, ese dolor es tan grande que sientes que te ahogas, que no podrás soportarlo, se sienten sensaciones de desesperación, soledad, vacío, que no sabes cómo enfrentarlo y la pregunta es esa precisamente:
¿Cómo enfrento su pérdida? ¿Cómo aprendo a estar sin mi madre?
1.- Permítete llorar todo tu dolor, grita, siente, háblale, dile cuanto la extrañas y cuanto la necesitas, deja que el paraíso de tus lágrimas expresen todo lo que sientes por su pérdida.
2.- Pasaras por varias etapas en tu duelo, una de ellas es la Ira, te sentirás enojada (o) tal vez con familiares que no la cuidaron bien, o con el personal de salud del hospital e inclusive puedes llegar a enojarte con Dios por permitir que se fuera de tu vida, debajo de este enojo se encuentra todo tu dolor producido porque tu madre se ha ido, se vale. Te recomiendo escribas una carta expresando todo tu enojo, todo lo que sientes, tu soledad, tu dolor, no te guardes nada, escribe todo, no dejes nada pendiente, al terminar, quémala con un cerillo (no encendedor), el cerillo representa al elemento madera de la naturaleza, cuando se haya quemado, espárcela en el viento y observa cómo se disuelve y se esparce por la naturaleza, pensando en todo momento en todo aquello que escribiste, dándote cuenta que realmente tu mamita mientras permanezca en tu corazón nunca se habrá ido.
3.- Algunas personas tendrán sentimientos de culpa, pensado que pudieron haber hecho esto o aquello para evitar la muerte, las cosas sucedieron como tenían que suceder, el hubiera no existe, date cuenta que nosotros como seres humanos tenemos limitaciones y actuamos como creemos que es lo correcto en un momento determinado y de acuerdo a nuestro libre albedrío tomamos decisiones, cualquiera que haya sido lo que decidiste en su momento, fue porque pensaste que así era lo mejor, si aún asi sientes culpa, el ejercicio de la carta del punto anterior te va a ayudar mucho, la escritura es sanadora, no dejes nada sin escribir en esa carta.
4.- Haz ejercicio de visualización, te dejo aquí un link de mi canal de you tube https://www.youtube.com/watch?v=XvefvAizbgY, te ayudará mucho, escúchalo cuando estés en silencio, cuando nadie te interrumpa, sigue la voz y permite que tu mente haga lo que te van diciendo en el ejercicio, te sentirás mejor, escúchalo cada vez que lo necesites, si te puedes poner audífonos mejor.
5.- Te recomiendo que asistas a un especialista, un Tanatólogo, es el profesional recomendado para atender las pérdidas de los seres queridos.
La muerte es ese justo instante en que tu ser querido empieza a batir sus alas, en libertad infinita, deslizándose suavemente hacia la fuente de luz del amor incondicional de Dios. La muerte no es un adiós, no es una despedida, es un hasta luego sabiendo que la volverás a ver en un futuro.
Espero que estos pequeños pasos te ayuden, no olvides ir a terapia tanatológica, el dolor de una pérdida hay que sanarla y no aprender a vivir con ella.
Tanatóloga
Xóchitl Moreno Uscanga