A raíz de las entrevistas que me han hecho en radio y televisión he recibido muchos correos pidiéndome que por favor platicara de éste tema relacionado con la madre.
Y desde mi propia experiencia y mi pensar les escribo lo siguiente con mucho cariño.
En décadas anteriores la educación de los hijos era un poco ortodoxa, en aquellos tiempos, pegarle a los hijos con un palo, con un cable, ponerle las manos al comal para que “aprendas a voltear la tortilla” o simplemente una mirada dura, solo eso era necesario para que los hijos entendieran que había una consecuencia a algo, los tiempos van cambiando pero los hijos de aquellos tiempos quedaron marcados en su interior aunque ellos no se dieran cuenta, de esa forma educaron a sus hijos pues no conocían otra, y los hijos a los hijos y así sucesivamente formando una cadena, hoy en día somos muchos los hijos que nos sentimos afectados por el comportamiento de nuestros padres hacia nosotros, por la falta de demostraciones de amor, por esa dureza con la que nos han tratado de tal forma que pareciera que nosotros somos sus enemigos y no sus hijos, causándonos esto pesar y provocando las carencias emocionales que nos dejan marcados. Para cuando llegamos a la edad adulta todo esto lo reflejamos en inseguridades, baja autoestima porque tenemos cero amor a nosotros mismos, como podríamos querernos si nadie nos enseñó lo que es el amor.
En mi caso particular para encontrar la paz que tanto buscaba, tuve que darme cuenta que estaba haciéndole la vida imposible a mis hijas repitiendo el mismo patrón del maltrato que yo había vivido y busque ayuda en terapia, al estar en este proceso de sanación tuve que irme atrás en la vida de mi madre y entender que también ella había tenido una vida terrible que la dejo marcada, esas huellas se reflejan en agresiones, en alcoholismo, en abandono a los hijos y van brincando de relaciòn en relaciòn por ir en busca del hombre o mujer que las o los haga felices, porque todavía no han comprendido que la felicidad es un trabajo diario que está dentro de nosotros mismos y no va a llegar nunca nadie a hacernos felices, la pareja es solo el complemento de esa felicidad ansiada.
Solo me queda decirte, si tú te sientes herida por las actitudes de tus padres, la compresión es el primer paso para poder sanar, el poder comprender que tus padres son simplemente unas personas que también muy seguramente vivieron sus propias experiencias que los dejaron marcados y que no supieron como brincar y superar esas situaciones. Si ya te has descubierto que no eres la persona que tu quieres ser, tienes la responsabilidad de poner manos a la obra e ir por lo que quieres y por lo que te mereces. Deja a un lado rencores, resentimientos, libérate y brinca del otro lado donde te espera el mundo para que lo explores.
Reflexiona en cómo eres tú, si eres madre, te invito a que entres en un profundo análisis de ti misma y modifiques las conductas que tu consideres puedan ser nocivas para la relación con tus hijos e inclusive con tus propios padres, sanando tus heridas y aprendiendo un día a la vez.
Ve a terapia, la terapia es básica para poder brincar ese dolor, sola no se puede, busca el terapeuta con el que mejor te sientas cómoda, el que sientas que te está ayudando.
Ve a ver la obra de “A Vivir” de Odin Dupeyron, te hará reflexionar mucho.
Si vives en la Ciudad de México, asiste a las reuniones que hacemos.
Mándame Inbox, si tienes alguna duda.
Xòchitl Moreno U.