¿Qué importancia tienen los primeros años de vida en un ser humano?
La primera infancia, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, comprende desde que el bebé nace hasta los 8 años, y es en esta etapa en la que el bebé aprende a caminar, hablar, comer, escribir, leer y a convivir con otros niños de su edad.
Cuando un bebé nace, solo trae consigo su temperamento, el cual es heredado por los padres, es un factor biológico y es la combinación de intro y extroversión que se dan en una persona de manera única y que forma parte de su personalidad.
Durante los primeros años de vida de un bebé, si no entendemos sus necesidades primarias ni las satisfacemos, si permitimos que lloren y sufran, estaremos dejando que creen conexiones neuronales basadas en vivencias desagradables y estaremos permitiendo que crezcan sin llegar a aprender cómo calmar y controlar sus emociones y sus impulsos.
Cuanto más comprensivos seamos y más les ayudemos a gestionar sus “problemas”, mejor aprenderán ellos a autogestionarse. Cuanto más daño les hagamos en forma de agresión física o verbal, en forma de abandono o ignorándoles, más podemos dañar su autoestima y su cerebro emocional y más tiempo estará el cerebro racional preocupado de “actuar” para equilibrar esas carencias (“me cuesta amar y darlo todo, pero sé fingir que amo y lo doy todo”). El apego entre el bebé y sus padres es importante para que su cerebro sea capaz de mantener relaciones saludables en su vida.
Es precisamente en los primeros años de vida que se generan esas heridas que nos marcaran para toda la vida, si mamá está presente físicamente pero ausente emocionalmente porque esta tan preocupada por cuestiones de pareja o de dinero, eso afecta a ese pequeño, si papá también hace lo mismo o en el peor de los casos no está físicamente porque se ha ido, todas esta situaciones le generan a los pequeños incertidumbre, rechazo, abandono, porque recuerden que esos niños no tienen el raciocinio en ese momento como lo tiene mamá y papá, el pensamiento abstracto (significado de palabras y acciones) no se ha desarrollado, el pequeño observa y siente desde su entendimiento de acuerdo a su edad, y con ese sentir crece y se hace adulto y desde ahí se va relacionando con las personas a su alrededor, todo lo que haya sentido y aprendido será la forma en cómo va a reaccionar ante las circunstancias que se le presenten en la vida. Si fue un niño golpeado, maltratado, humillado, su reacción en la vida puede ser un adulto enojado con la vida, desarrollar un trastorno mental o inclusive llegar a asesinar personas como fue el caso de la Sra. Juana Barrazas alias la Mataviejitas. Si fue un niño que creció con amor y límites para poder educarlo bien y de acuerdo a su edad, podríamos tener un adulto que podrá tener las herramientas emocionales necesarias para enfrentar los desafíos de la vida con éxito. Aunque es conveniente decir que la mayoría de los seres humanos aprendemos a vivir con las dolencias de nuestro corazón y vamos por la vida como niños heridos, fingimos que todo esta bien pero en el fondo sabemos que no es así, si hay alguien a quien no podemos engañar es a nosotros mismos. Simplemente aprendemos a sobrevivir emocionalmente no a vivir.
Sé que nadie nace sabiendo ser madre o padre pero es importante que leamos literatura al respecto, que asistamos a la escuela para padres, que tomemos cursos que nos guiaran hacia la forma de como comprendernos a nosotros mismos y desde ahí poder educar con inteligencia emocional a nuestros hijos.
Mujeres en Evolución imparte un curso llamado “Aprendiendo a ser padres”, que abarca el autoconocimiento, sanación de heridas, formas de educación a los hijos e inteligencia emocional.
Tanatologa
Xóchitl Moreno Uscanga